Desde las primeras etapas de la pandemia de COVID-19, se han planteado preocupaciones entorno a su impacto sobre la salud mental y, concretamente, en los pacientes con problemas de salud mental.
Sin embargo, varios meses después, todavía sabemos poco sobre las consecuencias de la COVID-19 en la salud mental (sus secuelas psiquiátricas) y la susceptibilidad al coronavirus de los pacientes con problemas en este ámbito de la salud (sus antecedentes psiquiátricos).
Así lo afirma un estudio publicado en The Lancet Psychiatry bajo el título Bidirectional associations between COVID-19 and psychiatric disorder: retrospective cohort studies of 62 354 COVID-19 cases in the USA, cuyo objetivo es conocer si un diagnóstico de COVID-19 (en comparación con otros problemas de salud) se asocia con un incremento de las tasas de diagnósticos psiquiátricos, y si los pacientes con antecedentes de problemas de salud mental tienen un mayor riesgo de ser diagnosticados con COVID-19.
Tal y como señalan sus autores, varios estudios han sugerido que los pacientes con COVID-19 tienen síntomas de ansiedad (incluido el trastorno de estrés postraumático), depresión e insomnio. Asimismo, se ha detectado que el 22,5% de los pacientes con COVID-19 presentaba un diagnóstico neuropsiquiátrico previo.
Otra cuestión es si un problema de salud mental preexistente afecta la susceptibilidad a la infección por SARS-CoV-2, de igual modo en que se ha observado en algunas otras infecciones, incluida la neumonía. A modo de ejemplo, de acuerdo con una investigación llevada a cabo en EE.UU, las probabilidades de ser diagnosticado con COVID-19 son mayores para los pacientes con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno bipolar, depresión y esquizofrenia. Sin embargo, en otros estudios no se encuentran tales asociaciones, excepto para pacientes con esquizofrenia. En este sentido, para poder estimar el aumento del riesgo de coronavirus entre pacientes con diagnósticos previos de salud mental, los autores ponen de relieve la importancia de emprender nuevos estudios de cohorte amplios y bien controlados.
Para llevar a cabo este estudio, se utilizó la red de historias clínicas digital, analizando datos pertenecientes a 69 millones de personas, de las cuales, 62.354 habían sido diagnosticadas de COVID-19. Del análisis de los datos, se encuentra que los pacientes supervivientes de COVID-19 presentan una tasa significativamente más alta de problemas de salud mental, demencia e insomnio. Se observa que un diagnóstico de salud mental previo se asocia de forma independiente con un mayor riesgo de tener un diagnóstico de COVID-19.
De este modo, en pacientes sin antecedentes psiquiátricos previos, se detecta una asociación entre el diagnóstico de COVID-19 y una mayor incidencia de un primer diagnóstico de salud mental entre los 14 y 90 días siguientes tras la aparición del virus, en comparación con otros problemas de salud (por ej., otras infecciones del tracto respiratorio, infección cutánea, colelitiasis, urolitiasis, etc.). Estas cifras son el doble de las registradas en comparación con otros grupos de personas.
Los efectos psiquiátricos del COVID-19 son amplios, pero no uniformes. El riesgo es mayor para los trastornos de ansiedad que para los trastornos del estado de ánimo. El impacto del COVID-19 en la ansiedad pone de manifiesto la necesidad de intervenciones efectivas y accesibles. Los datos revelan un aumento de los diagnósticos en todas las categorías principales de trastornos de ansiedad, si bien no queda claro si la ansiedad posterior al COVID-19 tendrá un cuadro similar al trastorno de estrés postraumático.
Las tasas de diagnóstico de insomnio también son notablemente elevadas, de acuerdo con las predicciones de que, tras la infección por coronavirus, se presentarán alteraciones circadianas.
Asimismo, se evidencia que el riesgo de demencia en personas mayores de 65 años es dos o tres veces mayor después de la infección por COVID-19, un hallazgo que, según los autores, no se explicaría por un diagnóstico erróneo de delirio o deterioro cognitivo transitorio debido a eventos cerebrales reversibles y que califican de bastante preocupante. Según manifiestan, el seguimiento e investigación detallados de este grupo debe ser una prioridad en la investigación.
Las posibles explicaciones para la asociación entre antecedentes psiquiátricos previos y un posible diagnóstico de Covid-19, incluyen factores conductuales (p. ej., menor cumplimiento de las recomendaciones de distanciamiento social) y factores socioeconómicos y de estilo de vida (p. ej., tabaquismo). Asimismo, la mayor vulnerabilidad al COVID-19 podría estar relacionada con la medicación psicotrópica.
Fuente: Taquet, M., Luciano, S., Geddes, J., & Harrison, P. J. Bidirectional associations between COVID-19 and psychiatric disorder: retrospective cohort studies of 62,354 COVID-19 cases in the USA. The Lancet Psychiatry, published online: November 9, 2020.
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