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Trastorno bipolar

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Los trastornos bipolares forman parte de las enfermedades que se han denominado trastornos del estado de ánimo. Los trastornos del estado de ánimo afectan a la manera en que funciona el cerebro de una persona.

Los trastornos del estado de ánimo son muy frecuentes. Sólo en Estados Unidos, se ha estimado que más de 17,4 millones de adultos sufren un trastorno del estado de ánimo cada año. Esto equivale a 1 persona de cada 7, así que existe una probabilidad elevada de que tú o alguien que conozcas tenga que enfrentar un trastorno del estado de ánimo.

El trastorno bipolar recibe muchos nombres: depresión maníaca, trastorno maníaco-depresivo, trastorno bipolar del ánimo y trastorno bipolar afectivo son términos médicos que se utilizan para designar la misma enfermedad.

El trastorno bipolar se clasifica en cuatro tipos distintos: Bipolar I, Bipolar II, Trastorno ciclotímico o Trastorno bipolar no especificado. Los expertos en salud mental distinguen estos cuatro tipos porque los síntomas del trastorno bipolar se manifiestan de manera distinta en diferentes personas. Cuando los médicos saben el tipo de trastorno que tiene una persona, pueden dar un tratamiento específico para sus necesidades.

¿Cómo afecta el trastorno bipolar a una persona?

El trastorno bipolar afecta tanto a hombres como a mujeres. En muchas personas, los primeros síntomas aparecen al comienzo de la década de los veinte años. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que el primer episodio del trastorno bipolar ocurre antes: a menudo aparece en la adolescencia, e incluso pueden sufrirlo los niños.

Investigaciones recientes indican que los niños y los adolescentes con trastorno bipolar no siempre presentan los mismos patrones de comportamiento que los adultos con trastorno bipolar. Por ejemplo, los niños con trastorno bipolar pueden experimentar cambios de humor especialmente rápidos y otros síntomas relacionados con el estado de ánimo que se detallan más adelante, como la irritabilidad o un grado elevado de ansiedad. Pero puede que no muestren otros síntomas que son comunes en los adultos.

Como las funciones del cerebro están afectadas, también se ven afectadas las maneras en que las personas piensan, actúan y sienten. Esto puede hacer que para los demás sea especialmente difícil entender este trastorno. Puede ser terriblemente frustrante si otra persona actúa con alguien con trastorno bipolar como si simplemente tuviera que «animarse», como si la persona enferma pudiera ponerse bien simplemente con la voluntad. El trastorno bipolar no es un signo de debilidad ni un defecto del carácter; es un trastorno serio que requiere tratamiento, como cualquier otra enfermedad.

¿Cuáles son los signos y síntomas?

La persona con trastorno bipolar pasará por episodios de manía (subidas) y en otros momentos experimentará episodios de depresión (bajadas). No se trata de los períodos normales de felicidad y tristeza que todo el mundo siente de vez en cuando. Por el contrario, los episodios son cambios intensos o acusados del estado de ánimo, como un péndulo que oscila sin cesar de un extremo a otro.

Los síntomas de la manía incluyen:

  • habla y pensamiento acelerados
  • aumento de la energía
  • disminución de la necesidad de dormir
  • estado de ánimo alto y optimismo exagerado
  • aumento de la actividad física y mental
  • irritabilidad excesiva, comportamiento agresivo e impaciencia
  • escasa sensatez
  • comportamiento imprudente, como gastar demasiado, tomar decisiones precipitadas y conducir de forma temeraria
  • dificultades de concentración
  • sentimiento inflado de la importancia personal

Los síntomas de depresión incluyen:

  • pérdida de interés en las actividades habituales
  • estado de ánimo irritable o triste durante un período de tiempo prolongado
  • disminución de la energía o fatiga
  • sentimientos de culpa o de falta de valía
  • dormir demasiado o incapacidad para dormir
  • disminución del rendimiento escolar e incapacidad de concentrarse
  • incapacidad de experimentar placer
  • pérdida de apetito o comer en exceso
  • ira, preocupación y ansiedad
  • pensamientos de muerte o de suicidio

En los adultos, los episodios de manía o depresión normalmente duran de semanas a meses, aunque pueden ser más breves. Sin embargo, en los niños y adolescentes, estos episodios pueden ser más cortos, y un niño o un adolescente puede incluso oscilar entre la manía y la depresión varias veces a lo largo del día. Los episodios de manía y depresión pueden ocurrir de manera irregular y seguir un patrón imprevisible o pueden estar conectados, de modo que un episodio maníaco siga siempre a un período de depresión, o viceversa. A veces los episodios siguen un patrón estacional. Por ejemplo, la manía aparece en la primavera, seguida de la depresión en el invierno.

Entre episodios, una persona con trastorno bipolar suele regresar al estado normal (o casi normal). Para algunas persona, no obstante, no se da este período de «descanso» entre los ciclos o bien dura muy poco. Estos ciclos de oscilación del estado de ánimo pueden cambiar lenta o rápidamente, pero en las mujeres, los niños y los adolescentes es mucho más frecuente el cambio de ritmo rápido.

Algunas personas con trastorno bipolar recurren al alcohol o las drogas porque se sienten temporalmente mejor cuando están eufóricas. Pero consumir alcohol y drogas puede tener resultados desastrosos para las personas con trastorno bipolar. El abuso de sustancias puede empeorar los síntomas, además de hacer que sea más difícil para los médicos diagnosticar la enfermedad.

¿Qué provoca el trastorno bipolar?

Los médicos y científicos no saben exactamente qué provoca el trastorno bipolar, pero piensan que puede estar relacionado con factores bioquímicos, genéticos y ambientales. Se cree que esta enfermedad está causada por desequilibrios de ciertas sustancias químicas del cerebro denominadas neurotransmisores. Si hay un desequilibrio de los neurotransmisores, el sistema de regulación del estado de ánimo del cerebro no funciona como debería.

Los genes también intervienen. Si una persona tiene un pariente cercano con trastorno bipolar, el riesgo de que desarrolle la enfermedad es mayor. Sin embargo, esto no significa que si tienes un familiar con trastorno bipolar automáticamente tengas que desarrollar la enfermedad. Se ha visto incluso en estudios realizados con gemelos idénticos criados en el mismo hogar que a veces un gemelo puede tener el trastorno y otro no. Los investigadores están trabajando ahora para identificar el gen o genes implicados en el trastorno bipolar.

Los factores ambientales también pueden intervenir en el trastorno bipolar. En el caso de algunos adolescentes, sucesos estresantes como la muerte de un familiar, el divorcio de los padres u otros acontecimientos traumáticos pueden desencadenar un primer episodio de manía o depresión. A veces, los cambios de la pubertad pueden provocar un episodio. En las chicas, los episodios pueden estar asociados al ciclo menstrual.

¿Cómo se diagnostica el trastorno bipolar?

La mayoría de las personas con trastorno bipolar pueden tratarse, pero es necesario que un psiquiatra o un psicólogo realice antes un diagnóstico. Por desgracia, muchas personas que sufren este trastorno nunca se diagnostican o no reciben el diagnóstico apropiado. Sin un diagnóstico y un tratamiento adecuados, el trastorno podría llegar a empeorar. Algunos adolescentes con trastorno bipolar no diagnosticado pueden acabar en un hospital psiquiátrico o en un centro terapéutico residencial, en el sistema de justicia de menores, consumiendo drogas o suicidándose.

Como los niños y los adolescentes con trastorno bipolar normalmente no muestran los mismos patrones de comportamiento que los adultos con esta enfermedad, un profesional de salud mental deberá observar cuidadosamente el comportamiento de un adolescente antes de realizar un diagnóstico. Esto incluye conseguir el historial completo de las experiencias del pasado y del presente del paciente. Los familiares y amigos pueden también aportar información sobre el comportamiento de la persona. Es posible que el médico decida también que el adolescente se someta a un reconocimiento medico para descartar otras enfermedades.

Diagnosticar el trastorno bipolar puede ser difícil. De momento no existe ninguna prueba como un escáner del cerebro o un análisis de sangre que permita hacerlo. En los adolescentes, el trastorno bipolar puede a veces confundirse con enfermedades como la esquizofrenia o el trastorno por estrés postraumático, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y otros trastornos depresivos. Por eso es tan importante tener un historial completo y detallado.

¿Cómo tratan el trastorno bipolar los médicos?

Aunque no existe cura para el trastorno bipolar, el tratamiento puede estabilizar el estado de ánimo de una persona y ayudar a controlar y manejar los síntomas. Como otros adolescentes con enfermedades crónicas (como el asma, la diabetes o la epilepsia), los adolescentes con trastorno bipolar necesitan trabajar colaborando con los médicos y otros profesionales de la medicina para llevar a cabo el tratamiento.

Este equipo de profesionales médicos, junto con el adolescente y la familia, desarrolla lo que se denomina un plan de tratamiento. Probablemente, los adolescentes con trastorno bipolar recibirán medicación, como un estabilizador del estado de ánimo, recetada por un psiquiatra u otro médico. Un psicólogo o un terapeuta de otro tipo pueden proporcionar psicoterapia o apoyo al adolescente o la familia. Los médicos llevarán a cabo un seguimiento atento de los síntomas y, si es necesario, indicarán algún ajuste del tratamiento.

Los adolescentes tienen que hacer frente a situaciones que suponen altibajos en relación con la escuela, la familia, el trabajo y los amigos. Tener que lidiar a la vez con el trastorno bipolar es un reto muy difícil. Un lector de 16 años al que le diagnosticaron el trastorno bipolar a los 14 nos escribió contándonos su experiencia:

«Mis cambios de humor eran los peor que pueda imaginarse. Mis padres pensaban que los odiaba, pero en realidad estaba enfermo y ni siquiera me daba cuenta. Ahora tomo los medicamentos para mi trastorno y llevo una vida bastante normal. Mi familia y amigos me apoyan y, junto con mi terapeuta, me han ayudado para que ahora me encuentre en el punto en el que estoy. Quisiera que otros adolescentes supieran que aunque a veces es difícil tener el trastorno bipolar, las cosas mejorarán.»

Si te han diagnosticado el trastorno bipolar, tomar los medicamentos que te hayan recetado, comunicar cualquier cambio en la manera en que te sientes o actúas e implicarte en la terapia que sigas son las claves para llevar una vida que te satisfaga. Además del tratamiento, hacer cambios en el estilo de vida, como reducir el estrés, comer y dormir bien y hacer ejercicio suficiente puede ayudar a una persona que tenga este trastorno. Y para muchos adolescentes, puede ser de ayuda formar parte de alguna red de apoyo, como, por ejemplo, un grupo de apoyo de su localidad para personas con trastorno bipolar.

kidshealth.org

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