1 de cada 7 adolescentes padece algún tipo de trastorno mental, una cifra que ha empeorado desde la pandemia. La pregunta es: ¿qué podemos hacer para ayudarles?
La salud mental de los adolescentes está en crisis. Así lo demuestran sus cifras, que nos dicen que el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años, y que 1 de cada 7 jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún tipo de trastorno mental.
Es decir, el 14 % de los adolescentes de esta franja de edad padece algún trastorno mental. O lo que es lo mismo, 86 millones de adolescentes de 15 a 19 años y 80 millones de adolescentes de 10 a 14 años sufren este tipo de trastornos. Así lo afirman datos oficiales de la OMS.
¿Qué riesgos tiene una falta de salud mental en esta etapa vital? ¿Cómo acompañar a los adolescentes para mejorar su salud mental? ¿Cómo podemos trabajar padres, madres, educadores y especialistas? Hablamos sobre todo esto.
La salud mental de los adolescentes en crisis
La salud mental de los adolescentes está en crisis. Hacer algo para ayudarles es nuestra responsabilidad. Hablamos de menores de edad prácticamente autónomos, pero que siguen estando bajo nuestra responsabilidad.
Los tres principales problemas de salud mental entre los adolescentes son la depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento. Y aunque las cifras sean alarmantes, y que 1 de cada 7 adolescentes de entre 10 y 19 años padezca un trastorno mental, este tipo de patologías siguen en gran medida sin recibir el reconocimiento y el tratamiento debidos.
Riesgo de sufrir otros problemas
Además, recordemos que, según la propia OMS, los adolescentes que sufren un determinado trastorno mental son más vulnerables a sufrir:
- Exclusión social.
- Discriminación.
- Problemas de estigmatización (que afectan a la disposición de buscar ayuda).
- Dificultades educativas.
- Comportamientos de riesgo.
- Mala salud física.
- Violaciones de los derechos humanos.
La adolescencia: un período crucial
La adolescencia es una etapa compleja que puede ser también vulnerable, un período crucial para el desarrollo de hábitos emocionales y sociales, esenciales para poder disfrutar de un buen estado de equilibrio y salud mental. Hablamos de hábitos como:
- La adopción de patrones de sueño saludables.
- Hacer ejercicio regularmente.
- Desarrollar habilidades para mantener relaciones interpersonales.
- Hacer frente a situaciones difíciles y resolver problemas.
- Aprender a gestionar las emociones.
- Etc.
Para lograrlo es importante contar con un entorno favorable de protección en la familia, la escuela y la comunidad en general, con independencia de que se sufra o no un trastorno mental. Sin embargo, si además el adolescente sufre un trastorno mental, la situación adquiere complejidad, y es cuando aparecen los riesgos anteriormente mencionados. Ante todo esto, ¿qué podemos hacer?
“La adolescencia es la conjugación de la infancia y adultez”.
-Louise J. Kaplan-
¿Qué hacer para promover la salud mental de los adolescentes?
El Hospital Sant Joan de Déu elaboró, junto a Faros y el Observatorio de la Infancia, una guía titulada “Una mirada a la salud mental de los adolescentes, claves para comprenderlos y acompañarlos“. En ella incluyen un decálogo con algunas buenas prácticas para promover su salud mental. Hemos recogido las más importantes:
1. Comprender que su cerebro está cambiando
Durante la adolescencia, los circuitos cerebrales se reestructuran; se forman nuevas conexiones y otras desaparecen. Es importante conocer estos cambios para entender y acompañar mejor a los adolescentes en sus diferentes procesos y cambios conductuales, emocionales, etc. Ya que cerebro y conducta y emociones están conectados.
2. Hacer red
El trabajo en equipo es imprescindible: padres, madres, centros educativos y especialistas deben comunicarse y caminar juntos en el diálogo para facilitarle al adolescente con problemas de salud mental (o sin ellos) la transición a la vida adulta. Por ello, es importante hacer red y fomentar la comunicación entre los diferentes entornos del adolescente, coordinarse, resolver dudas, etc.
3. Acompañar sin juzgar
Debemos acompañar a nuestros hijos, a nuestros alumnos, a nuestros pacientes adolescentes, tanto en los aciertos como en los errores, en la gestión de las dificultades y en la toma de decisiones.
Y, sobre todo, cuando el trastorno aparezca. Deben sentir que hay alguien a su lado que no les juzga, que tan solo les escucha. Porque en esas conversaciones pueden explicar qué les ocurre y dónde pueden decidir pedir ayuda.
4. Fomentar una comunicación de calidad
La comunicación con los adolescentes es clave y esta debe ser de calidad; es necesario seguir un estilo basado en la escucha activa, mostrarnos disponibles y flexibles y escuchar con empatía y aceptación incondicional.
No juzguemos al adolescente, que además lo está pasando mal; al contrario, reforcemos el hecho de que nos explique lo que le sucede o de que esté pidiendo ayuda, etc.
5. Gestionar las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías tienen un impacto innegable en la salud mental de los adolescentes. En un artículo publicado en Computers in Human Behavior (Rial y colaboradores, Universidad Santiago de Compostela 2018), citado en Unicef y referido exclusivamente a adolescentes, se calcula que un 18,2 % de los usuarios de las nuevas tecnologías de entre 12 y 17 años hacen un uso problemático, siendo esta tasa del 20,1 % en la franja de 14- 15 años y del 23,4 % en la de 16-17 años.
Se calcula que al menos 1 de cada 5 menores en España estaría haciendo un uso problemático de la red. Por ello, es importante que usemos las nuevas tecnologías con criterio y prediquemos con el ejemplo; no las prohibamos, pero sí limitémoslas. Formemos y ayudemos a nuestros hijos a adquirir las competencias sociales adecuadas.
6. Pedir ayuda
El acompañamiento psicológico (y a veces también psiquiátrico) es fundamental para un abordaje adecuado de los trastornos mentales en la adolescencia. Es importante pedir ayuda, pero ¿cuándo? Cuando los síntomas sean de intensidad y duración considerables, si cambia el rendimiento, la conducta o aparece malestar que interfiere en su vida, etc.
7. Promover una vida sana
Para cuidar de la salud mental de los adolescentes es imprescindible que estos mantengan una vida sana, a través de un buen estado nutricional, un estilo de vida saludable, la práctica de deporte regular, una buena cantidad y calidad de sueño diario, etc. Todas estas medidas favorecerán su desarrollo normal de los procesos cognitivos y conductuales.
La salud mental de los adolescentes, en juego
Si bien es cierto que las cifras sobre salud mental han ido en aumento en todos los colectivos después de la pandemia, lo cierto es que los adolescentes son uno de los colectivos que sale mejor parado. Además, hemos de pensar que estos chicos y chicas se encuentran en una etapa importantísima para su desarrollo y no banalizar las cifras, ya que detrás hay una enorme dosis de sufrimiento.
Concienciémonos a nivel social de que la salud mental es importante; denunciemos que faltan políticas sociales en las que se priorice la salud mental de las personas, facilitando así el acceso a un buen profesional que acompañe a nuestros hijos en su tránsito a la vida adulta.
Actuemos para bajar estas cifras de suicidio y sufrimiento y prevenir el suicidio, hablemos de él (y de otras problemáticas de salud mental) y evitemos que se convierta en un tabú, en un agujero en el que los jóvenes tengan la sensación de que no pueden salir. Sí, pueden, pero con la ayuda, con nuestra ayuda.
Fuente: La Mente es Maravillosa